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Sad Love Quotes

jueves, 1 de abril de 2010

Capítulo 7 (Alec)

Me quedé sin palabras... ¿Cómo lo sabía? Juraría no habérselo mencionado a nadie. Hasta yo mismo intentaba ocultarlo la mayor parte del tiempo... Y ella... simplemente con mirarme a los ojos lo ha adivinado.
- ¿Pero qué dices? Estás loca, tía. No te tengo nada que ocultar, para que te quede claro.- contesté con el ceño fruncido.
- Todo el mundo tiene algún secreto que no quiera contar por nada del mundo, y no creo que tú seas para nada la oveja negra simplemente creo que te da vergüenza decirlo. Aunque no te culpo- se encogió de hombros.-, todos tenemos secretos inconfesables.
- ¿Y cuál es el tuyo?- pregunté curioso.
- Si te lo contara tendría que matarte.- dijo riendo del comentario.
- Vaya... ¿tan malo es?- alzó los hombros de nuevo.
- No lo sé. Supongo que es el único secreto que tengo que nadie sabe.
- Dímelo.
- Nop. ¿Por qué debería hacerlo?- preguntó irritada.
- Porque te mueres por mí.- contesté como si fuera obvio.
- Eso no es una excusa. Primero: no me muero por ti; segundo: mi vida privada, tal y como dice la palabra, es PRIVADA. Así que, me temo que te vas a quedar con las ganas.- contestó tiritando de frío.
La di mi chaqueta. Ella lo agradeció.
- ¿No tienes más ropa?- la pregunté.
- No. Esta era la única. Debí de imaginármelo...
- Oh... no es tu culpa que te encuentres en un colegio donde cada persona te odia.
- No es cierto.- negó con seguridad.- No todos me odian.- se acurrucó en mi chaqueta.- Simplemente soy la nueva, es normal. Aunque me las van a pagar todas ellas.
- ¿No vas a ir a clase?
- ¿¿Así?? ¿Estás loco? Debería estar en la enfermería... o en mi casa. Aunque supongo que ahora cualquier lugar es mejor que mi casa...- comentó en una voz apenas audible.
- ¿Por qué? ¿Tus padres te castigarían?- pregunté preocupado.
- Jajaja. ¿Castigarme? No, no creo. A menos que mi padre se entere telepáticamente de lo que me ha pasado. O que Lilly le cuente...- hablaba para ella, pero yo conseguí escucharla.
- ¿Lilly? ¿Tu madre?- tardó un poco en contestar.
- No, Lilly no es mi madre. Es mi "cuidadora".
- ¿Y tu madre?
- ¿Eres un poco curioso no crees?- me encogí de hombros.- Mi madre murió hace unas semanas, y vine a vivir aquí con mi padre, el cual, parece que no veo nada más que a la hora de cenar.
- Vaya... - menuda vida. Y luego yo me quejaba de la mía.- Lo siento mucho.
- No sientas pena por mí. Estoy bien.- dijo con una sonrisa forzada.- Mi vida está bastante bien. De hecho, tengo a gente que me quiere... aunque no lo demuestre o le cueste demostrarlo. Pero eso es lo que menos me preocupa.
- ¿Y entonces qué es lo que te preocupa?- intuí que no me lo iba a decir.
- Me preocupan varias cosas, pero no creo que tú seas la persona indicada a la que contárselas...- contestó ella.- Y ahora que no hay mucha gente por los pasillos, me temo que tendré que irme. A menos que alguien me vea... entonces ya me puedo ir preparando. Me he saltado la última hora sin explicación alguna...
- ¿Andando? ¿Estás loca? Ahora mismo está lloviendo.
- Bueno... así al menos tendré una excusa del porqué estoy mojada.- contestó mientras se levantaba.
- Te llevo.- ¿Desde cuándo me ofrecía yo a hacer algo así? Yo, Alec Noestly, ¿desde cuándo había hecho una buena acción?
- No hace falta, en serio. Creo que tú deberías irte a tu clase. Seguramente creen que nos hemos fugado juntos o algo por el estilo.- rió por lo bajo.
- Bueno... pues si quieren creerlo que lo hagan, ¿no?- repuse yo.- Además, me importa una mierda lo que piensen ellos de mí.
- Vaya... que... profundo. Jajaj. No, en serio, tú debes volver a clase. Adiós. Nos vemos otro día.
Y desapareció. Se fue corriendo del lugar, dejándome sólo en los vestuarios femeninos. Unas chicas aparecieron riéndose, hasta que me vieron. Después se asustaron y fueron dando pequeños pasos a sus espaldas.
- Pero bueno, señoritas... ¿Qué hacéis vosotras aquí a estas horas?
- E-Esss qu-que... B-bu..bueno... Pu-puesss....emmm... la ver-verdad es que... tení---amos que ir... al- al servi...cio.- balbuceó una rubia.
- ¿Os intimido?- pregunté con voz seductora.
- S-ss... digo n-no.
- Ya... ¿Y tú te crees que yo me creo ese cuento?
- Bu... bueno... podría... colar.
- ¿Os gusto? ¿Queréis besarme?- volví a preguntar, sabiendo que esta vez me dirían la verdad.
- S-sí... bastante.
- Bien... así haremos esto más fácil....
- ¿Qué...?- pero no las dejé acabar. Me abalancé sobre ellas. Necesitaba sueños... necesitaba alimentarme. Mis ojos se volvieron negros, como acostumbraban a hacer cada vez que me pasaba esto, sin dejar ni tan siquiera un espacio blanco entre ellos. Eran completamente negros.. Por ella tenía que hacer esto... Por ella me había vuelto así. Por y para ella... Y hasta la eternidad.

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