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Rasca Rascaaa!!=)

Other Love Story

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Sad Love Quotes

jueves, 1 de abril de 2010

Capítulo 5 (Alec)

Estúpidas niñas mimadas de este inútil instituto... Y ahora encima tenía gimnasia... ¿¿Por qué a mis padres no se les habría podido ocurrir otro estúpido castigo?? Ya lo contesto yo: Porque son amorfos. Ni siquiera son mis padres realmente, no entiendo por qué se dignan en cuidarme. Con que me dejaran la casa ya tenía de sobra.
Compartir las clases con los demás chicos y chicas me hacían que vomitase de monotonía y aburrimiento. Todas son unas personas mimadas y superficiales; paso de acercarme a ellas. Y encima ahora habían traído a una chica nueva... Estupendo. Otra con quien divertirme un rato.
Y como no, me la encontré en la clase de gimnasia también. Estaba sentada en un banco que había ahí puesto por casualidad, mientras las animadoras se debatían entre ir y criticarla o no ir y hacerla más tarde una jugarreta de las suyas. Pobre chica... su primer día y no la pueden dejar tranquila.
Ella estaba mirando a la nada, frunciendo el ceño y riendo en silencio. Algo tenía que era distinto a las demás personas... Tendría que hablar con ella al fin y al cabo. A lo mejor era peligrosa.
Me acerqué mientras todas las chicas menos ella me miraban, lo cual me hizo poner una expresión confundida en mi hermosa cara. Ella finalmente me miró.
- Hola.- dijo con una voz aguda pero suave y fina.
- Hola.- hablé yo.- Soy Alec, uno de los nuevos. ¿Y tú eres...?
- Maggie.- respondió. Miró al frente e hizo una mueca mientras gruñía por lo bajo. Seguí su mirada y... ¡Bingo! Era el profesor de gimnasia que se había dignado a aparecer.
- Bueno...- comenzó él.- Parece que tenemos una nueva alumna en nuestra clase. Démosle la bienvenida.- se notaba que ella estaba bastante incómoda con aquella presentación.- Bien. Ahora alumnos vamos a ponernos por parejas para ensayar los ejercicios del otro día.- se fijó en que ninguno le escuchaba.- ¿A qué estáis esperando? Moved las piernas y comenzar.
Oí como Maggie mascullaba un "Mierda" mientras observaba como tres futbolistas se acercaban hacia ella. Me encogí de hombros. ¿Qué podía perder?
Me adelanté y la ofrecí ser mi pareja, a lo que ella suspiró aliviada y asintió.
- ¿Qué hay que hacer?- preguntó.
- Ni idea. ¿No eras tú la lista aquí?- me fulminó con la mirada, por lo que no pude evitar reírme. Era tan inocente.- Vale, vale...- me fijé en lo que estaban haciendo las otras parejas.- Yo hago abdominales, tú me sujetas los pies.- asintió.
Nos pusimos a ello. Mientras yo me hacía mi primera abdominal, ella rozó su mano con mi brazo, e ipsofacto se tensó y su mirada se perdió. Pasaron unos segundos hasta que ella volvió en sí con el ceño fruncido. Sacudió la cabeza y continuó sujetando mis pies como si nada.
El silbato pitó, lo que significaba que había que cambiar de ejercicio.
- Haber... Ahora os dividiréis en dos números: uno de la pareja será el número 1 y el otro el número 2. Mientras el número 1 está corriendo el número 2 le tendrá que pillar. ¿Fácil, no? Pues venga.
- Yo el 2, tú el 1. -dijo ella seria.
Me reí por lo bajo. Me hacía gracia ella. Las caras que ponía....Jajaj. Y la fe que tenía en pillarme.
- Está bien... Atrápame si puedes. O si me ves.- la susurré, y comencé a correr por todo el patio.
Ella estaba esperando a que el entrenador diera la orden de salida, y cuando lo hizo, ella salió disparada en mi busca.
¡¡3 minutos!! ¡¡Tardó 3 malditos minutos en encontrarme y pillarme!! Imposible. Y ni siquiera parecía que estuviera jadeando de cansancio...
- ¡Te pillé!- exclamó sonriente.
- ¿Cómo... lo has hecho?- pregunté sorprendido.
- En mi anterior colegio nos mandaban correr todos los días y al último que llegara a la meta lo castigaban, con que... creo que aprendí allí.- respondió entre risas.
Me fijé en que su pelo rojizo iba recogido en una coleta de la cual se escapaban varios mechones, y los otros tenían una ondulación perfecta.
- Paso de este estúpido juego de críos.- bufé.
- Te recuerdo que por este estúpido juego de críos nos ponen las notas finales, así que yo que tú no huiría de la clase así como así.- me aconsejó ella con una mirada de enfado.
- ¿Huir? ¿Estás chalada? Yo no huyo. Simplemente paso de ser un crío que se divierte con los estúpidos juegos que un profesor soltero les pone por puro aburrimiento.- ella me miró sorprendida.
- ¿Y entonces por qué vienes? Si "paasas"- imitó mi tono de voz.- de venir aquí y de hacer lo que ellos dicen, ¿por qué no te quedaste en tu casa?- preguntó.
- Créeme, ni siquiera yo lo sé. Me habría gustado irme de aquí y no ver la cara de imbéciles de todos vosotros cada día, pero, al parecer, no puedo.
- Pues deja de poner pegas a todo y simplemente cállate y deja que los demás por lo menos pasen un rato agradable en este sitio, aunque sea difícil.- exclamó, y se dirigió hacia el profesor.
Entablaron una corta conversación y a continuación ella se marchó, dejándome a mi sin pareja.
¡Maldita cría! Me las iba a pagar pero bien. Luego mantendría una conversación con ella.
Pero en cierto modo lo que más me fastidia es que ella llevara razón con respecto a mí... En todo llevaba razón.

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