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Rasca Rascaaa!!=)

Other Love Story

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Sad Love Quotes

miércoles, 28 de abril de 2010

Capítulo 24 (Maggie)

Trying of apologize. You’re so ugly when you cry, Please, just cut it out. Don’t tell me you’re sorry 'cause you’re not... But you put on quite a show. You really had me goin'... But now it’s time to go, curtain’s finally closin'. That was quite a show,Very entertainin'. But It's over now... Go on and take a bow. Talkin’ 'bout girl, I love you, you’re the one... But it's over now...
Take a Bow - Rihanna






¿Qué querría Alec? Me despedí de Jimmy con un adiós y me lo pensaré, y me acerqué hacia Alec para ver qué quería decirme.

- ¿Y bien?- pregunté mientras caminábamos más atrasados que los demás.

- ¿Tienes cobertura en el móvil?- reí.

- ¿Eso era lo que querías preguntarme? ¿Si mi móvil tiene cobertura?- puse cara de extrañada mientras reía.- Bueno... Sí, tiene.

- ¿Me lo prestas un momento?- me dejó con la palabra en la boca, porque me lo quitó y se alejó unos metros de mí.

Caminé extrañada preguntándome con quién estaría hablando en estos momentos que le corría tanta urgencia.

Al llegar a casa, Alec me devolvió el teléfono, y éste, junto con Lucas, el chico de pelo moreno, cuyo nombre era Ethan, y los pequeños duendecillos, se marcharon a ver a mi padre, mientras yo esperaba nerviosa y preocupada en el salón.

Lilly estaba haciendo la cena, a pesar de que fueran las 11 de la noche.

Alguien llamó a la puerta. ¿Quién sería a estas horas?

- ¡Voy yo!- la dije a Lilly, la cual asintió mientras continuaba con su trabajo.

No me podía creer quién estaba en la puerta.

- ¿Meygan? ¿Qué haces aquí?- pregunté desconcertada.

- ¿Te importa que pase? Hace un frío de narices... - dijo ella con una sonrisa tímida.

- Emm.. Claro. Pasa.

La conduje al salón donde antes me encontraba mirando a la nada. Ella comenzó a hablar después de un largo silencio.

- Mira, Maggie.. Sé que no hemos comenzado con buen pie, sobre todo yo... Pero no quiero ser un obstáculo, y dado que nunca he tenido una amiga, me gustaría que fueses tú la primera.- dijo avergonzada, pero algo me llamó la atención.

- ¿Obstáculo? ¿Para qué?

- Entre Alec y tú hay más que química... lo sé. Me enfadé en un primer momento. Lo reconozco. Siempre había querido a Alec como a ningún otro chico, e incluso me gustaba tal y como era: un arrogante y prepotente. Pero en estos últimos meses a cambiado mucho... Y he notado que no es la misma persona. Y creo que se ha enamorado... De tí.- la última palabra quedó ahogada por un débil sollozo.

- Espera un momento... Creo que te estás equivocando. Alec está saliendo con Cameron, no conmigo. Por lo tanto es imposible que eso sea verdad.

- ¿No te das cuenta, Maggie? Él te quiere. Si no hace lo que quieres que haga es por su maldito orgullo. Él nunca, pero nunca admitirá que está celoso.- sonrió.- Lo digo por experiencia. Nunca se rinde, ni nunca dirá que ha hecho algo que no ha hecho... Le conozco bastante bien. Llevo años con él viajando...

- Lo entiendo... - no sabía qué decir... Me lo había soltado todo así, de sopetón. Mi cabeza estaba hecha un lío. Tenía preguntas de las que ni siquiera podía obtener una respuesta.

- Por eso no quería que le hicieras daño.- continuó ella, aunque parecía más decírselo a sí misma que a mí.- Tú eres su debilidad... lo único por lo que lo dejaría todo. Y créeme, es mejor que no lo haga... Porque entonces si que estaríamos perdidos, tanto yo, como tú- suspiró-, y como él...

Capítulo 23 (Alec)

I don't want anyone else, she's a mystery, she's too much for me. But I keep comin' back for more. She's just the girl I'm lookin' for. She knows just what to say, so my whole day is ruined. Cause every word she's ever said. Is still ringin' in my head.


Just The Girl - The Click Five






¿Pero a esta chica la faltaban neuronas en su cabecita pelirroja? ¿En qué estaba pensando al invitar a unos simples criados a almorzar? Eso sí. La cara de ver al morenito estúpido fue de película. Estaba furioso por dentro pero lo reprimía y en vez de eso ponía una cara de ignorancia increíble. Lucas se rió. Al parecer estaba leyendo mis pensamientos...

Mientras Maggie entablaba una charla de lo más divertida con los pequeños duendes. Jajaja. Desde luego cada día me sorprendía más.

- Te acabarás acostumbrando. Siempre hace lo que menos esperas que haga.- me dijo Lucas en voz baja cuando nadie miraba.- Pero creo que eso es lo que la hace especial.- la miré rápidamente. Reía feliz mientras el príncipe coversaba con ella.

"¿Por qué me cuentas esto?" no hacía falta formular la pregunta. Él se encogió de hombros.

- Tú sabrás lo que quieras mostrarla a ella de tí, pero a mí no me ecngañas. ¡Oh! Se me olvidaba.- añadió.- Si quieres ser parte de su vida... que supongo que sí, tendrás que contarla la verdad tarde o temprano...

¿Cree que no lo sé? Lo entiendo perfectamente. Aunque tenía miedo de que si se entera de quien soy o no me crea o me tenga tanto miedo que no se me acerque.

- Jajaj. - rió Lucas.- Te sorprendería saber lo que ya sabe Maggie acerca de ese tipo de cosas...- arqueé una ceja extrañado.- ¿No lo sabes? Oh, bueno, supongo que aún sigue manteniéndolo en secreto.

Me picaba la curiosidad por saber su pequeño secreto. Tanto, que se lo pregunté mentalmente a Lucas.

- Tendrás que descubrirlo por tí mismo, tío.- dijo, dándome la espalda, mientras se acercaba hacia ellos.

Yo le seguí rápidamente e intenté escuchar la coversación que tenían Maggie y el principito repelente.

- ¿De veras? Yo nunca he estado en Inglaterra.- decía Maggie.- Ni en Irlanda.

- Es precioso- comentó él. - Sobretodo los bosques y los castillos. Deberías ir algún día.

- Vaya... ¿Y cómo es que has viajado a tantos lugares diferentes en tan poco tiempo?- preguntó con un brillo de curiosidad en sus preciosos ojos verdes.

- Me aburro demasiado.- meditó él.- Y viajar es mi pasatiempo favorito... Y, bueno, dado que mis padres tienen dinero suficiente, hago viajes cada poco tiempo.

- ¡Es increíble!- exclamó ella sonriente.- Yo siempre quise viajar, pero simplemente las circunstancias no fueron como esperábamos.- hizo un puchero de tristeza sin ni tan siquiera enterarse.- la sonó el móvil.- Oh.. esto... espera un momento.

Se alejó unos pasos del grupo, poniéndose más cerca mía.

- ¿Sí? ¡Oh, lo siento de veras! Sí, tengo excusa.- se disculpó con la persona que hubiera al otro lado del teléfono.- De verdad que lo siento, Jimmy.- ¿Qué hacía ese estúpido?- Sí... sé que habíamos quedado, pero... No. No, no es cierto. Sí, le llamé, pero simplemente fue porque necesitaba que alguien viniera a sacarme del maldito bosque.... No se me ocurrió. Además, no tenía tu número de teléfono.- se llevó una mano a la cabeza mientras cerraba los ojos con fuerza.- ¿Y qué tal la peli? ¿Estuvo bien? ¿Os gusto?... Me alegro... Siento no haberte avisado antes... De verdad que lo siento mucho. Muchas gracias... ¿Entonces nos vemos mañana?- no entiendo por qué me molestaba tanto que hablara con ese estúpido chaval.- ¿El baile? ¿Qué baile? ¿Febrero? ¡Pero si es dentro de dos días! ¿Que si quiero ir contigo?- su tono era dubitativo, es decir, que con algo inesperado que pasara no aceptaría ir con él.- Pues...

- ¡¡Maggie!!- grité yo lo más bajo que pude. Ella se giró a verme.

- ¿Qué pasa?- articuló con los labios a la vez que tapaba el auricular con la mano para que el idiota de Jim no le escuchara. Lo único que podía hacer era actuar y planear algo para que Maggie no fuera con él.

- Tengo que hablar contigo...-



martes, 27 de abril de 2010

Capítulo 22 (Maggie)

I found a way to let you in, standing in the light of your halo I got my angel now. It's like I've been awakened Every rule I had, you break it It's the risk that I'm taking I ain't never gonna shut you out! Everywhere I'm looking now I'm surrounded by your embrace.

Halo - Beyonce






Aquí os dejo el capi.


¿Desde cuándo nos poníamos todos de acuerdo en venir a este lugar? Primero Lucas, del cual me alegra que haya venido; le había extrañado muchísimo. Y ahora estos seres de orejas puntiagudas y ropas desgarradas. Tenían caras de ángeles y eran un poco más bajos que yo; de pelo marrón y ojos verdes, podía haber deducido que eran duendes o hadas, excepto porque no existen. Eran guapísimos para ser tan chiquitines.

Ellos se quedaron mirándome embobados. ¿Tendría algo en la cara? Dos segundos después, una mano les pegó en la cabeza y ellos hicieron una reverencia.

- Mucho gusto, princesa.- dijo uno a... ¿a mí? ¿Me hablaba a mí?

De las sombras salió un hombre que iba vestido de negro. Tenía un sombrero y una gabardina. Era moreno y de ojos gris humo. Me fijé en su cara. Tenía una cicatriz que transcurría desde el inicio del ojo hasta los labios. Ésta iba adornada con hojas puntiagudas pintadas a mano.

- Mis disculpas si la hemos asustado, princesa.- comentó, mientras se inclinaba a besarme la mano. Este chico no tendría más de 20 años... ¿Qué hacía en un bosque oscuro a las tantas de la noche?

- ¿Princesa?- repetí confundida. Alec me cogió de la mano y me alejó unos centrímetos de mi posición anterior.

- Esto... Maggie, creo que ya h...

No le dio tiempo a acabar la frase, porque el chico de la gabardina negra y ojos grises empuñó su espada y apuntó con su arma al cuello de Alec.

- No te atrevas a tocarla.- murmuró entre dientes lleno de ira. ¿Pero y a este qué le pasa?

- ¿Se puede saber qué haces?- le pregunté yo.

- Protegerla, princesa.- contestó él como si fuera obvio.

- ¿Protegerme? ¿Princesa?- repetí incrédula.- Mira, sé protegerme sola, y respecto a lo de princesa... bueno, a toda chica la habría gustado serlo, pero yo no tengo la suerte.

Me miró con curiosidad y me cogió de la mano.

- Usted es Margaret, ¿no?

- Bueno.. sí. Soy Margaret.- me molestaba que me llamaran por ese nombre. Parecía un flor a punto de que la cortaran.

- Entonces no me he equivocado. ¿Podría ver a su padre, princesa?

- Y dale con lo de princesa.- bufé.- Además, ¿por qué quieres ver a mi padre? Ni siquiera le conoces.

- Oh, estoy seguro que sí. Además, tengo que hablar de un "pacto" que hizimos él y yo.

- Ya... Te lo diría, pero no sé cómo salir...

- Maggie- por primera vez Lucas habló.- ¿Por qué no pasas de este tío y te vienes conmigo a dar una vuelta por la ciudad? Apuesto a que han cambiado muchas cosas desde la útlima vez que estuve aquí.- le miré no muy segura.- Sí. Esto... Alec, ¿por qué no nos acompañas?

¿Desde cuándo sabía Lucas el nombre de Alec? Que yo sepa no había mencionado nada antes... Él le miró extrañado y Lucas asintió. ¿Qué tramaban entre ellos?

- Sí, claro... Maggie, vamos por aquí.

Me agarró del brazo, pero antes de irnos dediqué una mirada a los pequeños "duendes" que se encontraban aún de rodillas y en la misma posición de antes. Me dio pena. Eran tan riiicooos... Pobrecillos. Se veían cansados... y torturados. Ellos me miraron también.

- Ehhh... ¿Queréis veniros a dar una vuelta con nosotros?- les pregunté con una sonrisa tímida.

- ¡¡¿¿¿QUÉ???!!- exclamaron Lucas, Alex, ellos y el chico de ojos grises al unísono.

- Llevan todo el rato ahí arrodillados... Y apuesto a que tienen hambre...- les miré.- ¿No es así?- ellos asintieron muy seguros.- Pues ya está. ¡Oh! Se me olvidaba... - miré al chico de la cicatriz, quien me observaba perplejo.- La casa... En cuanto salgas del bosque hay una casa muuuy grande. Bien, ahí vive mi padre.

Lucas se llevó una mano a la sien y suspiró derrotado. Mientras, los pequeños (tendrían 12 años) estaban la mar de contentos y caminaban pegando saltitos. Les intenté seguir, mientras Lucas, Alec y el hombre misterioso me acompañaban.

domingo, 25 de abril de 2010

Capítulo 21 (Alec)

La llamada de Maggie fue una estupenda excusa para quitarme a Cameron de encima, literalmente.

Cameron cree que la palabra "salir" significa acompañarte a todos los lados dantote besos que desprecias. Pero yo pienso al contrario, o al menos con ella. Es como una lapa, se pega y no te deja ir a ningún sitio solo. No me extraña que corte tan pronto con los chicos...

Sin embargo Maggie era totalmente distinta. Y ahora estaba en peligro. ¿Pero a qué chica en su sano juicio se la ocurre ir a ese bosque? Y encima siendo la hija de aquel señor... Algo la habrá tenido que contar.
Corriendo fui a coger la moto, dejando a Cameron sola en el parque. No la pasará nada.

Finalmente llegué al bosque. El aroma a frutas se olía desde aquí, por lo que tendría que estar no muy lejos. Intenté seguir su rastro, pero me llamó la atención que no había ruidos, simplemente una mujer y un hombre manteniendo una conversación.

Me acerqué a ver quiénes eran.... y me quedé de piedra. Eran Maggie y un chico que no había visto en mi vida. Ella estaba llorando, mientras él la abrazaba como si fuera una niña pequeña.

- Te lo prometí, ¿no? Te dije que volveríamos a vernos pronto.- la animó. Sus lágrimas caían mientras esbozaba una media sonrisa.

- Sí... pero creí que no nos volveríamos a ver...

Vale, vale, vale... Espera que me aclare... ¿Maggie conoce a ese tío? ¿Y él conoce a Maggie? ¿De dónde? Joder... ¿No me digas que todo era una trampa? ¿O una jugarreta por lo de esta mañana? Me acerqué hacia ellos, y Maggie se estremeció hasta que me vio la cara y sonrió.

- ¡Alec! ¡Has tardado!- me reprendió. ¿Tardado? ¿Para qué?

- No creo que hubiera pasado nada si hubiera tardado un poco más.- contesté cortante, mientras ella me miraba extrañada.- Total, estás muy bien acompañada.

- ¿Qué?- preguntó ella confundida.- No te entiendo, Alec.

- Digo que tenía cosas más importantes que hacer que veros la cara.- mentí.

- ¿Pero qué dices? Si te he llamado era porque no tenía ni idea de cómo narices salir de este maldito lugar.- exclamó ella, poniéndose nerviosa, hasta que el chico que la abrazaba antes puso sus manos en los hombros de ella, calmándola.

- ¿Que qué digo? Digo que estabas muy bien acompañada. Y que le hubieras preguntado a él.- dije con un movimiento de cabeza mientras le señalaba.

- ¡Él acaba de venir! Te había llamado a ti porque pensé que no me ibas a echar una charla en cuanto llegases... Pero al parecer me equivoqué.- comentó con una mirada fría.

- Tranquila, Mag, esa reacción es típica en él. Está celoso, es normal.- dijo el chico con una voz tranquila. Ella abrió los ojos como platos.

- ¿Est.. estás celoso, Alec?- preguntó despacio entre balbuceos. No sabía que contestar. Estaba celoso, pero si lo decía le daría la satisfacción a ese tío.

- Pues claro que no. ¿Qué te crees? ¿Que todo gira en torno a ti?- ella inspiró profundamente y me dio la espalda.

- ¿Y ahora cómo salimos de aquí?- le dijo a él.

- Ni idea. ¿Probamos a ir por allí?- señaló los arbustos por donde había venido yo.

- Por probar... Por cierto, ¿quiénes eran esas sombras? Las habrás visto, ¿no?- preguntó entre curiosa y asustada.

- No lo sé...- comentó pensativo- No las he llegado a ver tan nítidamente.

- ¿Sombras?- repetí.

- Sí... sombras. Si la hubieras escuchado desde un princio, idiota, no preguntarías.- ¿Idiota? ¿Me había llamado eso?- Por eso te ha llamado, desgraciado.

- ¿Quién te crees que eres para llamarme eso?- grité yo lleno de ira.

- Lucas Cross.

¿Lucas? ¿Ese no era el que le había regalado la guitarra a Maggie?

- El mismo.- me contestó él. No sabía que había formulado la pregunta en alto.- Y no lo has hecho.

- ¿Me he perdido algo?- preguntó ella frunciendo el ceño.

- No.- dijo sonriendo.- Todo está perfectamente.

Unas ramas crujieron a nuestra espalda. Joder. Desde lejos podía ver quiénes eran. Sirvientes y ordenados de alguien... Y si ellos estaban aquí, significaba que su amo no estaría muy lejos.

Miré a Maggie y al tal Lucas, el cual este último me dedicó una mirada de horror e ira.

- Mag- comenzó Lucas-, ¿por qué no vamos por allí? He visto que Alec había llegado antes por ese camino.- Ella le miró dubitativa. Pero asintió. Lucas la cogió de la mano e intentó marcharse de la boca del lobo, pero era demasiado tarde. Los sirvientes le taparon el paso.

El juego acababa de comenzar... Y creo que caerá más de un caballo en él.

Capítulo 20 (Maggie)

Finalmente las clases acabaron y me pude ir directa a casa. Hoy había sido un día extraño y raro. Nunca me habría imaginado que todas las cosas habrían tomado ese rumbo. Que todo iba a terminar así...

Mis deberes de hoy eran bastante simples. Biología. Un ecuentro con el medio natural. Nuestra profesora nos ordenó, literalmente, que para mejorar nuestra generación deberíamos hacer un trabajo al aire libre y así dejar a un lado la contaminación que procuden los coches y los aparatos tecnológicos. Así que antes de que Jimmy venga a mi casa, tendría que ir a algún lugar donde pudiera encontrar los puntos que hemos estado en esa clase.

Después de comer saldría sin decir nada al bosque... Total, era tan solo media hora la cual podía simular estudiar, o algo así. Reconozco que el bosque era amplio, y que nadie sabe con exactitud qué hay al otro lado, pero no me pasaría nada por ir cinco minutos a investigar la naturaleza.
Al terminar la comida, le dije a Lilly que no me molestara, puesto que estaba estudiando un tema demasiado importante y complicado como para que oyera ruidos.

Metí en una pequeña mochila lo más indispensable para salir por allí: una brújula, un reloj, el móvil, una botella de agua, un cuaderno y un boli.

Debido a que mi habitación es una de las que se encuentran en el piso de arriba, decidí coger unas escaleras y bajar por ellas, como en las películas.

Finalmente conseguí bajar sin hacer ruido y me adentré en el bosque. Era precioso. Mi padre no me había dejado venir antes, ni siquiera ahora, a este bosque; no entiendo el porqué. Pero el paisaje era increíble: los árboles adoptaban distintas coloraciones a medida que el sol iba cubriéndolos con su luz, pasando de un verde oscuro a un color anaranjado.

No tenía muy claro hacia dónde me dirigía, o si tan siquiera la brújula funcionaba, simplemente me dejaba llevar por el paisaje. Éste me condujo a una colina en cuyo vacío había un río. Entre éste de gran caudal y yo habría por lo menos 100 metros.

Miré el reloj. ¡Eran las 6! Y había quedado con Jimmy a las 5 en mi casa. Madre mía... ¿Ahora cómo salgo de aquí? ¡¡Ya está!! La brújula. Por algo la había traído.

La saqué e intenté saber el punto exacto donde estaba mi casa. Pero la brujula no dejaba de dar vueltas sin parar. Qué extraño.

Daba vueltas sin rumbo... y cada vez estaba más cansada de ver las mismas cosas.

Quería salir. Quería encontrar ya la maldita salida. Quería llegar a casa, ver esa estúpida película de zombies con mis amigos... No debería haber venido. Podría haber buscado la información en internet y haberla copiado y pegado, como seguro harían todos... Pero nooo, tenía que entrar a este estúpido bosque a pesar de que mi padre me lo hubiera prohibido.

Empezaba a anochecer, y el sol iba dejando paso al crepúsculo... Los árboles se iban oscureciendo, y, lo que antes parecía hierbas y piedras, ahora era negro.
Los búhos comenzaron a cantar, y yo, desesperada empecé a correr.

Corría como si me fuese la vida en ello, y, puesto que no se veía casi nada, me tropecé más de 5 veces, haciéndome heridas y sangre por todo el cuerpo.

Cogí la linterna e intenté alumbrar el camino. Mientras andaba a trompicones por las malditas piedras, vi unas sombras. No sé por qué, pero esto no me daba buena espina. Veía algo raro en todo esto. No grité, sino que hice todo lo contrario: corrí, intentando alejarme cuanto más de las sombras. Pero al darme la vuelta, volvía a ver las mismas sombras.

Estaba asustada. ¿Qué podía hacer? Me volví a caer de nuevo, mientras osbervaba como las sombras se iban acercando cada vez más.

Cogí el móvil y miré si había cobertura. Una barra. Me valía. Busqué desesperada el número de algún compañero que supiera que me vendría a buscar sin decir nada a nadie. Aunque el único móvil que tenía en este teléfono era el de Alec. Dudé unos momentos. ¿Y si le molestaba que le llamara después de lo que ha pasado entre nosotros?

Oí un gruñido a mis espaldas. Me daba igual mis problemas con Alec. Necesitaba que me ayudara alguien a salir de este bosque. Marqué su número. Él contestó al cuarto pitido.

- ¿Sí?- dijo él. Suspiré llena de alegría mientras corría desesperada.

- ¡¡Alec!!- las lágrimas brotaron de mis ojos mientras jadeaba de cansancio.- Alec, por favor. Sé que no quieres ni verme ni hablarme, pero te pido por favor, que vengas a ayudarme. Lo necesito.- grité.- No te lo pediría si no fuera sumamente importante...- se hizo un silencio en la otra linea. No.- Mira... llevo más de cinco horas en este maldito bosque... y encima ahora no sé que hay que...
- ¿¿¿Qué hay???- exclamó alarmado.

- No... no lo sé. Son gruñidos y sombras... Solo veo eso.- le oí soltar varios tacos.- Por favor... Te lo suplico.

- Mira, quédate donde estas sin hacer ruido hasta que yo llegue. Ni siquiera respires, ¿me has escuchado?- habló él mientras se le oía como cogía la moto.- Voy para allá. No te muevas.

- ¿Pero como me vas a...?- no pude formular la pregunta entera, porque me colgó. Hice lo que me dijo: me escondí debajo de un tronco roto y esperé a que viniera a rescatarme.






Bueno... aquí os dejo otro capi más. Espero que os guste. En este me vino la inspiración mientas estaba en mi pueblo... Por eso no e publicao nada antes. Comentad, plis.
Os adora,
Rose.Twi

jueves, 22 de abril de 2010

Capítulo 19 (Maggie)

Es increíble cómo pasa el tiempo cuando no te das cuenta... Hace un mes yo era la chica nueva, mi madre había muerto, y me había besado con Alec... Y ahora era todo distinto.

Yo, la alumna nueva, había dejado de ser "popular", lo que me alivia bastante; pero igual que mi popularidad se esfumó, también lo hizo mi amistad con Alec. Ya ni me dirigía la palabra. Desde que salió del despacho de mi padre, no volvió a hablarme, ni siquiera a mirarme. ¿Por qué? ¿Qué conversación habrían tenido para que él pasara de esa forma de mí?

Pero lo bueno que tiene todo esto es que he tenido tiempo para mis amigos... si es que se puede considerar algo bueno. Jimmy y yo nos habíamos vuelto muy amigos, tanto, que hasta salíamos de vez en cuando a algún lugar. En realidad, las primeras personas que conocí son con las que más tengo contacto...

Hoy era un miércoles, mitad de la semana... Y el único día que coincido con Alec, además de con Jimmy, obviamente.

En el taquillero me dispuse a coger mis libros de física, mientras suspiraba y tomaba aire profundamente.

Entré en clase. Simplemente estaba Jimmy en ella, y cuando me vio se le iluminó la mirada y vino casi corriendo hacia mi asiento.

- Ey.- le dije.- ¿Qué pasa?

- Bueno... esta tarde pensábamos ir todos en grupo a ver la nueva película de terror cómico adolescente que estrenan: Los zombies regresan a casa. ¿Te apetece venir?- lo medité. Era un plan perfecto, excepto porque odiaba las pelis de terror.

- ¿Por qué no? ¿A qué hora sería?- pregunté. Sí, he accedido. Pero necesito tanto una salida que no sé qué hacer... Y prefiero mil veces ver como los zombies salen y entran en escena que una reprimenda de mi padre y una charla sobre chicos.

- A las 6 en el cine. Si quieres podemos ir juntos... - comenzó.

- Sí. ¿Por qué no? Vale.
Desde lejos observé cómo Alec iba entrando en clase con una sonrisa acompañada de Cameron, la jefa de las animadoras. ¿He mencionado que sale con ella? ¿Que se dan besos en medio de la clase... y otras cosas más? No, supongo que no. Y lo peor de eso es que mis poderes están dañados para saber sus sentimientos. Desde aquel beso me cuesta mucho más poder percibir los sentimientos de las personas.

- ¿¡Sí!?- repitió Jimmy confundido. Por un momento había olvidado que estaba conmigo.- Podemos quedar a las 5, si estás disponible.- Alec me miró con gesto sorprendido, y juraría haber advertido que se quedó escuchando hasta que le contesté:

- Sí, claro. A las 5. ¿Vienes a buscarme a casa?- le pregunté, mientras observaba de reojo como Alec había puesto mala cara. ¿Mala cara?

- Por supuesto. Es una "medio" cita.- dijo mientras se sentaba en su asiento, ya que la profesora había venido.

- Bueno, alumnos... Dado que acabamos de comenzar el curso y hay gente muy habladora y que no estudian, cambiaremos los asientos y asignaremos nuevos compañeros. Así que, comenzaré.- dijo mientras todos producían un gruñido de desagrado.

- Woodles... la toca con Linkey.- mientras ella hacía una mueca, su ex-novio Trace estaba prácticamente gritando de júbilo.- Humphey... con Anglest.- la chica más lista de toda la clase. Jimmy si que había tenido suerte.- Quinn... con Noestly.- ¿¿¿QUÉ??? Cuando pronunció nuestros nombre nos quedamos mirándonos hasta que, con mala gana, él se puso en la silla que había al lado de la gran mesa que íbamos a compartir a partir de ahora.

Mientras la profesora seguía organizando al grupo, yo estaba petrificada. Estupendo... Lo único que me faltaba después de que Alec no me dirigiera la palabra era que me sentasen con él.

Finalmente, terminó, y comenzamos a impartir la clase.

- Hoy comenzaremos el estudio de las partículas, las moléculas y los átomos. Quiero que me hagáis un trabajo junto con el compañero que os he asignado acerca de esto, poniendo ejemplos de reacciones químicas perfectamente explicadas y dentro de unas semanas empezaré a nombrar parejas para que me hagan una demostración de una reacción química.- dijo.- Os recomiendo que os lo preparéis bien, porque este trabajo contará como un 45% de la nota final del trimestre. Podéis comenzar.

Me giré a ver a mi compañero con indiferencia, y él hizo lo mismo.

- ¿Qué?- me dijo.- Tú eliges una parte y yo otra, y nos lo preparamos por separado.

- Ya, el problema está en que si la profesora nos pregunta por separado estamos perdidos. Así que tendremos que tomarnos en serio este trabajo.

- Paso.- bufé.

- ¿Que pasas? Pues déjame decirte algo, señorito paso-de-todo... Yo quiero aprobar, ¿vale? Así que me importa un comino que "pases". Vamos a hacerlo perfecto para aunque sea sacar más de un 7.

Sonó el timbre, y Cameron corrió a besar, o mejor dicho, a morrear a Alec. Suspiré frustrada. ¿Quién se cree que es? "Pasoo..." Imbécil. Por su culpa suspendería esta asignatura. Menos mal que solo lo tendría de compañero en esta asignatura... porque si no...

sábado, 17 de abril de 2010

Capítulo 18 (Alec)

Una vez en casa nos dirigimos hacia su habitación. No sabía qué decir, esta situación era bastante extraña. ¿Y si había de la conversación que habíamos tenido Meygan y yo? Era confidencial, y habíamos revelado nuestra misión aquí. Bueno... en realidad había revelado ella la suya y la mía...

Nos sentamos el uno enfrente del otro en una silla de su habitación. Nadie decía nada.

La situación se volvía bastante más incómoda acorde pasaba el tiempo...

- Lo siento, Maggie. No quería irme así sin más, per..- comencé.

- ¿Pero qué?- instó ella mirándome a los ojos. ¿Y si se lo contaba yo mismo? No, Alec... No seas estúpido. No puedes hacer eso. Os matarían a los dos.

- Pero ella es una... persona- busqué la palabra más adecuada.- muy persuasiva, y como no consiga lo que quiere no se queda a gusto.- la contesté con sinceridad.

- Lo entiendo...- dijo mirando hacia otro lado y sonrojándose. Desearía saber lo que está pensando en estos momentos.

- ¿Entonces no te enfadas?- pregunté con cierta impaciencia. Ella sonrió.

- No. Para nada. Tranquilo.- me miró.. y unos instantes después apartó la mirada nerviosa mientras buscaba algo en su estantería de un blanco brillante perfecto.

Maggie era muy guapa... Y amable. Sus ojos eran lo que más llamaban la atención, puesto que no eran completamente verdes, ni completamente grises... Eran una mezcla de ambos colores...

Su pelo... con olor a frutas, se podía oler a un kilómetro de distancia... y sus labios... ¡Oh, qué labios! Eran tan simétricos con respecto a su cara...

Era muy delgada. y bajita además. Y eso hacía que... "¡¡Para Alec!! No puedes pensar eso", me decía una parte de mi cabeza, mientras la otra me decía: "Vamos, te has enamorado. La deseas."

Sin saber cómo ni por qué, me encontré enfrente de ella reteniéndola entre mis brazos mientras la besaba. Ella me respondió mientras colocaba sus manos en mi cara.

El beso fue lo mejor, con diferencia, de lo que había experimentado en toda mi vida... y eso que yo había besado a muchas chicas... Pero en ella era diferente... Ambos nos fundíamos en ese intenso beso mientras alguien llamaba a la puerta, pero ella ni siquiera pareció percibirlo. Hasta que Lilly entró y ella se alejó un metro de mí, mientras respiraba costosamente.

- Señorita Maggie, hay una carta para usted.- dijo, entregándola una carta.

- ¡Ah! Gracias, Lilly.- contestó ella, intentando parecer indiferente y aburrida, mientras cogía la carta. Abrió el sobre y lo dejó al lado mía, y yo, como soy un poco bastante cotilla, quise leer su nombre completo.

Imposible. No podía ser. ¿Margaret Roselet Quinn? ¿Ese era su nombre completo? Debía de ser un sueño... o una pesadilla.

- ¿Está tu padre en casa?- pregunté de improviso. Ella me miró desconcertada.

- Sí... eso creo. Es tarde, supongo que estará en su cuart...

- ¿Me puedes llevar?- me miró confundida.- Quiero hablar un momento con él.- ella asintió no muy segura mientras me miraba con el ceño fruncido.

Cuando nos paramos enfrente de la puerta, la dije que me dejara solo, que en unos momentos volvería de vuelta a su cuarto. Y entré, no sin antes llamar, por supuesto.

- Adelante.- dijo una voz dentro de la habitación.

Entré. El despacho era lujoso, equipado con todos los detalles minúsculos que te puedas imaginar. Chimenea, ventanales, fotos de él con Maggie cuando era pequeña, y una copa. Sí. Es él.

Hice una reverencia al estar frente a frente.

- Soy Alec Noestly, solicito hablar con usted unos momentos, señor Lockwook.- él me miró sorprendido, pero esa actitud duró tan solo un par de segundos; después adoptó una actitud fría e indestructible.

- Vaya vaya... ¿Quién te ha enviado? ¿Qué queréis? Me retiré hace bastante de mi oficio... Ahora estoy ocupado con mi hija.

- Disculpe pero no me lo creo... Usted aún sigue trabajando... Por eso estoy aquí. Necesito una vida. Si no me la da puede que ocurran muchas cosas malas... no por mi parte, desde luego.

- No te debo nada... Ni te he visto en mi vida. No entiendo por qué tendría que ayudarte.

Sonreí ante ese comentario.

- Desde luego que sí, señor. Tiene mucho que deberme. He besado a su hija, ¿sabe?- su mirada se transformó a una de horror.- Y como bien sabe... si los de la "clase" de su hija son besados por alguien de mi "clase", estarán ligados a entregarnos su más valioso poder... la juventud, la vitalidad, los sentimientos... y la vida. ¿Sabe qué? Pensaba que iba a ser mucho más difícil... pero no.

Su rostro reflejaba la furia y la ira contenida. Suspiró derrotado.

- Está bien... Cualquier cosa, pero no hagas daño a mi pequeña...

Sonreí pícaramente. Esta era una oportunidad que solo se presentaba una vez en la vida... y la iba a aprovechar. Lo sentía por Maggie, pero era muy egoísta como para quedarme con ella en vez de con este trato...

martes, 13 de abril de 2010

Capítulo 17 (Maggie)

Se ha marchado... Por un lado me alegro, pero sin embargo por otro me siento.. ¿Vacía? ¿Sola? No, imposible. No me podía gustar un chico al que apenas conocía.
No sabía qué hacer... Le había dejado marchar con la que estaba cayendo. Me sentía fatal. ¿Y si iba a buscarlo? Tal vez aún estaría por allí y le ayudaba a sacar la moto y llevarla a un lugar seguro.
Decidido. Me iba a marchar sin que nadie se enterara.
Bajé por las escaleras con un paraguas negro a mano y me fui en su busca.
Intenté no hacer mucho ruido y que nadie se diera cuenta de que me había ido... pero no pude evitar que Lilly me descubriera y me hiciera unas preguntas antes de irme.
La mentí... Sé que eso está mal. Pero prefiero eso a que le pase algo a Alec... ¿He dicho yo eso? No... Será la lluvia, que me afecta...
No tenía ni idea de cómo conseguí llegar hasta donde se encontraba Alec. Y para mi sorpresa él ya estaba muy bien acompañado.
Una chica de cabello castaño y ojos negros se encontraba junto a él. Llevaba puesto un vestido azul con volantes y una chaqueta de cuero negra.
Finalmente decidí que era de mala educación interrumpir las conversaciones ajenas, por lo que intenté escabullirme sin hacer ruido, pero pasó algo típico en mí: cada vez que intento salir sin hacer ruido de algún lugar siempre acaban pillándome, ya que o me tropiezo, o estornudo, o sin querer suena mi móbil... y esta situación no iba a ser de menos.
Tropecé con una rama, la cual crujió e hizo que Alec y la chica misteriosa se giraran a mirarme de cerca.
- ¿Maggie? ¿Pero tú no estabas en tu casa?- preguntó Alec preocupado.
- Sí... pero me supo mal dejarte irte a recoger la moto solo... así que decidí... ir a buscarte.
- Pues has elegido un mal momento, guapita.- contestó cortante la chica.- ¿O es que no ves que Alec y yo estábamos manteniendo una conversación sumamente trascendental para este planeta...?
- Meygan, cállate de una vez.- espetó Alec.- Y haz lo que hemos quedado. Ahora vete.
La chica cuyo nombre era Meygan se fue a regañadientes hacia la parte oscura y penumbrosa del bosque, dejándonos solos a Alec y a mí. Entonces miré a mi alrededor y comprendí todo.
No había ninguna moto, no había nada, tecnicamente. Y no sé por qué me fastidiaba mucho que me hubiera hecho esto.
- Me has mentido... ¿verdad?- me armé de valor al pronunciar esas palabras.- No hay ninguna moto por aquí.
- Ehh...- dijo con nerviosismo mientras se tocaba el pelo con la mano.- No, la verdad es que no.
- ¿Por qué no me lo dijiste? Vamos, si lo que habías hecho era quedar en secreto con ella no tendrías más que habérmelo d...
- No. No había planeado esto, ¿sabes? Lo que pasa es que...
- ¿Es que qué?- pregunté enfadada.
- La vi por tu ventana, ¿vale? Sé que es una pobre excusa, pero es la verdad. No te estoy mintiendo.
- Tranquilo... no sé por qué pero te creo.- comenté confundida.
- Volvamos. No quiero volverme a encontrar con ella de nuevo. Me pone de los nervios...- dijo enfadado.
- Sí... Volvamos.
¿Quién era Meygan? ¿Qué hacía aquí? ¿Alec la conocía? ¿Y si es así, cómo sabe de ella? ¿Será su novia? Eran demasiadas preguntas a las que todavía no podía contestar nadie... nadie excepto Alec. Tendría que hablar con él cuanto antes.
No sé por qué pero algo en todo esto me da muy mala espina, y temo que al descubrirlo sea demasiado tarde para volver al pasado.
Siento muchíiiiiiiisimo no haber escrito antes, pero es que he estado bastante ocupada. Y aunque este capítulo sea más bien corto, espero que os guste. Además podéis visitar mi nuevo blog:http://goodbye-my-almost-lover.blogspot.com/ Lo acabo de abrir con unas nuevas ideas que mostrar a la gente.... Espero que os guste también. Comentad, plis.

domingo, 11 de abril de 2010

Capítulo 16 (Alec)

La discusión finalizó con las palabras que pronunció. Joder... no sabía que hacer. En parte entiendo que tenía razón, pero es que si hacía una promesa era para cumplirla.
Las ventanas de la habitación se abrieron de golpe, sorprendiéndonos a los dos. Ella se fue a cerrarla, pero antes de que la habitación volviera a estar como estaba antes, oí unas voces que me llamaban:
- Alec, querido. Estoy aquí. Al fin he llegado. Te espero en el bosque, no creo que te mojes después de todo.
Ahora lo que tenía que hacer era buscar una buena excusa para salir de esta casa.
- ¡Oh! Lo olvidé. Mi moto estaba en el bosque... Tengo que ir a buscarla, de lo contrario habré pagado un pastón para nada.- la sonreí y me salí pitando de la casa, o mejor dicho, de la mansión de Maggie en dirección al bosque.
Una figura apareció entre las sombras, colocándose delante mía. ¿¿¿Meygan??? ¿Qué hacía ella aquí?
- ¿Meygan? ¿Qué coño haces aquí?- ella sonrió burlona y corrió a abrazarme.
- ¡Oh! Alec. ¡Cuánto me alegro de verte! Hacía siglos que no lo hacía.- la aparté.- Vale, vale. Está bien. ¿Qué hago aquí? Muy simple: me han enviado para ayudarte con tu misión. A partir de ahora seremos un equipo.
- ¿¿¿Qué??? ¿Que han hecho qué?- debe de ser una broma. Ni de coña comparto curro con ella.
- Lo que has oído, amor. A partir de ahora estaremos juntos en todo lo que hagamos.
- Esto no puede ser.- negué con la cabeza.- ¿Cómo han podido desconfiar tanto de mí hasta el punto de enviarte conmigo?- se encogió de hombros.
- Ni idea. Pero estoy muuuuy feliz de que estemos juntos tanto tiempo.- comentó con una sonrisa triunfal.
- Un momento... ¿quién ha dicho eso? No, ni de coña. Tú estarás por tu lado de la ciudad y yo por el mío.- hizo un mohín.
- Vaaaleee... Pero yo me quedo en esta parte. He visto a una chica que debe tener unos sueños... ¡¡Ayy!! Quizá esta noche le robe unos cuantos.
- ¿Estás loca? ¿Quieres que te descubran?- no daba crédito a lo que oía.
- No. Ni quiero ni me van a descubrir. ¿No te parece genial? Hubo un sueño...- suspiró.- Ahhh, que sueño. Que pena que ahora no vuelva a ver más a la persona que me lo "prestó".
- Ni se te ocurra ir por Eugene matando gente por tu apetito, ¿eh? No me causes más problemas de los que ya por sí tengo.
- ¡¡Oohh!! Venga... ¿Qué ha pasado con el Alec malo, egocéntrico y rebelde? ¿Se ha esfumado? Seguramente.- dijo entre risas. Apreté los dientes.- Tranquilo. Creo... creo que solo me alimentaré de una chica... La he estado observando detenidamente. Incluso quería que se quedara sola para así proceder... Además supongo que irá a tu colegio... Vive cerca de aquí según tengo entendido...
- Espera... ¿Cómo es la chica?- pregunté con cautela.
- Oh... puees... es muy bajita, pelirroja creo... con los ojos verdes... y oculta algo. Tal vez sueñe con algo que me de una pista... me encantan los misterios.
- Ni se te ocurra...- comencé hablando entre dientes.- ¿Me oyes? No vuelvas a pensar en hacerla daño a ella, ¿me has escuchado bien?- la dije cogiéndola del cuello.
- Jajaja- se rió.- ¿Alec se ha enamorado de otra que no soy yo? Entonces con mayor razón intentaré apartarla de mi camino.

Bueno... He aprovechado un poquito el tiempo libre que tengo, y os e escrito otro capi más. Este dejo un interrogante. ¿Quién es Meygan? ¿Qué hace allí? Y otras preguntas más. Ahora intentaré subir otro capi pero por si acaso no os ilusiono... a ver si luego no puedo y la e cagado... Asi que lo INTENTARÉ con todas mis FUERZAS!!! Muchas gracias a todos los que siguen mi blog.

Os adora,

Rose.Twi X.o.X.o

Capítulo 15 (Maggie)

Al llegar a la cocina un olor delicioso nos azotó en la cara. La deliciosa comida que había preparado Lilly ya estaba lista.
Entré y la ayudé a poner la mesa mientras ella le hacía unas preguntas a Alec. Él se limitaba a asentir en la mayoría de las ocasiones, y en otras cuantas, a dedicarme una mirada algo significativa para él.
Al llegar al comedor comenzamos a charlar como hacíamos habitualmente.
- ¿Os gusta la comida?- preguntó Lilly.
- Sí.- contestamos al unísono.
- He oído en las noticias que han asesinado a dos chicas. Además, ha llamado el director de tu colegio para informar que unas alumnas están hospitalizadas.- comentó.
- ¿Quiénes?- pregunté preocupada.
- Cameron Woodles y Elise Cannes. - Alec se alarmó.
- ¿Pero y qué las ha pasado?- preguntó él por primera vez.
- No sé, al parecer tienen la tensión muy baja y están en un trance. El médico no entendía que las había pasado. Están aún en observación. Aún no se atreven a hacerlas nada por si acaso empeoran.
- Vaya...- murmuré.
Era imposible. La última vez que las vi estaban perfectamente. ¿Qué habría pasado para que de repente estuvieran así?
Al terminar de comer Alec y yo nos subimos de nuevo a mi habitación.
Cada uno estaba tan sumido en sus pensamientos que ni siquiera nos enteramos que había empezado a llover, o más bien la palabra correcta sería diluviar acompañado de rayos y truenos.
- Eso... parece que hoy el día tampoco está muy bien...- comenté.
- Sí...- él me miró. En realidad lo hacía cada 15 segundos, supongo que querría preguntarme algo.
- ¿Te pasa algo?- pregunté.
- ¿Qué soñaste el viernes?
- Ya te dije que nada que p...
- No me vuelvas a contar esa estúpida mentira.- interrumpió él.- Vi y oí como gritabas y te movías.
- Una pesadilla.- repliqué.
- No te creo.
- Pues no me creas.- refunfuñé.- Además, no entiendo por qué debería decirte esto si tú luego no me cuentas las cosas que te pregunto.
- ¿Y qué no te he contestado, señorita?- preguntó enfadado.
- Pues cómo apareciste tan de repente en el suelo cuando estabas en la cabina de la atracción. Eso es suficiente para que yo tampoco te diga nada de nada.
- ¿Quieres que te lo diga?- asentí.- Vale, pero da miedo, mucho miedo. Tienes que estar preparada.
- Sobreviviré. Créeme.
- Está bien... Tengo un hermano gemelo. Fue con él con quien te subiste y yo estaba en el suelo esperándoos.
- Ya. Y yo me tengo que creer ese cuento porque....
- Porque tengo miedo a las alturas, claramente.- dijo él como si fuera obvio.- Ahora, te toca a ti.
- Bien. Tuve una pesadilla. Ya sabes, en ellas se suele gritar e incluso llorar según tengo entendido.
- ¿Y sobre qué trataba tu pesadilla?- preguntó él levantando una ceja.
- Mi gato. Se moría mi gato. Una pesadilla traumatizante.- le pagué con la misma moneda. Si él no me lo quería contar, yo no sería menos.
- Eso tengo que creerlo por...
- Por la misma razón que me tengo que creer yo tu súper historia "tengo miedo a las alturas y un hermano gemelo".
- Mira... prometo, ¿me escuchas? Te prometo que cuando llegue el momento te contaré TODO lo que quieras acerca de mí, pero ahora NECESITO- dijo con una voz llena de desesperación.- que me digas qué soñaste.- aparté la mirada.
- No es justo. No puedes prometerme nada, porque puede que no lo cumplas. Nadie que conozco ha cumplido sus promesas nunca... ¿Por qué ibas a ser tú diferente?
- Porque yo...
- Es que no. ¡No! Sé que no la vas a cumplir. Nadie ha cumplido nunca nada. Las promesas están para cumplirlas, pero no. Todo el mundo miente al decir cosas como: "Te prometo" o "Te juro". Pero están equivocados. Cuando llegue el momento yo también te diré lo que te tenga que decir, pero ahora, seguiremos así.- miré a la guitarra que me dio Lucas. Aún le espero. La razón por la que le he dicho esto no es porque quiera fastidiarle ni nada por el estilo; sino por otra muy distinta.
Lucas era... como decirlo, la persona que siempre había estado conmigo siempre. Desde mi infancia, él y yo ya nos conocíamos y éramos amigos. Incluso salimos durante un largo periodo de tiempo. Sé que él me quería... Pero llegó un momento en el que él me dijo que se mudaban a un lugar desconocido para él, y que era posible que no nos volviéramos a ver más.
Pero él me hizo una promesa:
- Prometo que dentro de dos años volveré a verte y te contaré todo lo que me ha pasado. Te lo prometo. Te lo juro si quieres, incluso. Nos veremos pronto, Maggie. Cuídate.
Los años pasaron y Lucas nunca volvió, y fue entonces cuando dejé de creer en las promesas y en todo el sacrificio que conllevaba hacerlas.

sábado, 10 de abril de 2010

Capítulo 14 (Alec)

Oí el sonido de las páginas de un libro. Lo último que recordaba era que los sueños de Maggie me habían causado una intoxicación, u otra cosa por el estilo, porque es que si no no me lo explico.
Abrí los ojos, pero lo único que veía era una lámpara blanca de araña y un techo de color rosa pastel. Giré la cabeza a la derecha, cosa de la que me arrepentí a los dos segundos. Me dolía una barbaridad el cuerpo. Pero mereció la pena.
Maggie estaba sentada en un sillón blanco leyendo un libro muy concentrada, tanto, que ni vio que me levantaba de la cama.
Dos segundos después levantó la mirada a verme y alzó las cejas de asombro.
Corrió a ponerse a mi lado.
- ¿Cómo te encuentras? ¿Mejor?- preguntó preocupada.
- Sí...
- Bueno... entonces diré a Lilly que ya despertaste.- dijo mientras se levantaba de un salto de la cama. La cogí del brazo, reteniéndola.
- ¿Despertar? ¿Cuánto llevo así?- pensé que podía llevar horas, o incluso minutos...
- Dos días. Estamos a domingo hoy.- contestó.- No sé qué te pasó, pero a las 11 de la mañana del sábado comenzaste a gritar. Pero creo que las hierbas medicinales que te dio Lilly han hecho efecto.- añadió con una sonrisa de alivio. Estaba preocupada.- Por cierto, ¿te gusta la berenjena con queso gratinado? Es que eso tenemos de comer.
- Esto... sí, claro.
- Oh, vale... entonces comemos dentro de media hora.- se iba dirigiendo hacia la puerta, pero antes de salir, se volvió a mirarme a los ojos.- Si necesitas algo, chilla, ¿vale?
- Vale.- ella se giró, pero antes yo la hice voltearse con un "oye".- ¿Qué soñaste el viernes?- la pregunta la desconcertó, y después de un par de segundos donde se produjo un incómodo silencio, contestó.
- Nada. Nada que pueda pasar.- y se marchó.
Y una mierda. Si se cree que me voy a tragar ese cuento lo lleva claro. Me merendé su sueño, sé perfectamente lo que soñó. Aunque, por supuesto, no estaba nada convencido de que me lo dijera si se lo preguntara.
Me levanté e inspeccioné su habitación. Era bastante amplia y estaba ordenado todo. No había nada que estuviera en un lugar equivocado. El libro que estaba leyendo eran Sonetos de William Shakespeare. ¿En su tiempo libre se dedicaba a leer cosas que mandaban en el instituto como deberes? Pero qué chica tan rara.
El ordenador estaba encendido, pero sería muy descarado si la cotilleara todo lo que estaba haciendo. Total, es lo mínimo que puedo hacer después de que me ayudara.
Las estanterías blancas estaban llenas de libros. No había un hueco que no tuviera un libro. La habitación era simplemente perfecta; cada color, cada cojín, cada mesa... Todo estaba en su lugar correcto.

En un rincón divisé una guitarra acústica con flores brillantes en los trastes y en la caja. Había una dedicatoria en la parte trasera de la caja que ponía: Para Maggie. Espero que la toques a menudo. Con amor, Lucas.
¿Quién leches era Lucas? ¿Algún primo o tío suyo? ¿O tal vez un amigo? ¿O su novio?
¡Maldita sea! No me podía afectar tanto eso. Es un simple regalo; se lo podía haber dado algún amigo como despedida.
Maggie apareció en la habitación.
- Dentro de unos minutos viene a ver cómo estás.- me miró bien.- ¡Vaya! Estás mejor de lo que pensaba.
- ¿Quién es Lucas?- pregunté directo. Ella se removió algo incómoda.
- ¿Lucas? Emm... nadie. ¿De dónde has sacado su nombre?

- De esta guitarra.- iba a replicar, pero miró la guitarra y se lo pensó mejor. Se acercó y leyó la inscripción. Sonrió con ternura, y dos segundos después, sacudió la cabeza y me volvió a mirar.
- Lucas era... un amigo.
- ¿Un amigo? ¿Y un amigo te regala una guitarra que puede superar los 200 dólares?- inquirí yo algo enfadado.
- Vale, sí. Está bien. No era un amigo. Punto. Dejémoslo así por ahora.
- O sea que era tu novio.- completé yo la frase que no había dicho pero que seguramente habría pensado.
- Ex- novio.- replicó.
Se puso en frente de la pantalla del ordenador y lo apagó.
- Ya es hora de que bajemos. No está mi padre, así que estate tranquilo. Sólo está Lilly. Vamos, debes de tener hambre.
- Seguro. Pero aún me tienes que explicar algo.- añadí.
- ¿El qué? - me miró con una cara de curiosidad.
- Luego te lo diré. Aún no es el mejor momento.
- Vale.
Y me condujo hacia la cocina.

jueves, 8 de abril de 2010

Capítulo 13 (Maggie)

Pesadillas... Eran lo que más odiaba en este mundo. Peor que suspender un examen en el último trimestre, e incluso peor que estar condenado a tomar tofu durante toda tu vida.
Y ahora acababa de tener una. La peor de toda mi vida.
Estaba en una casa abandonada. No tenía ni la menor idea de qué hacía allí, pero el caso es que por mucho que intentara salir de allí, no podía. Estaba atrapada. Pero eso no era lo peor.
Unas sombras me acechaban a cada paso que daba. Yo no podía ver quiénes eran las personas que me perseguían, pero sin embargo, ellas a mí sí.
El escenario cambió. Ahora me encontraba en un cementerio, rodeada de muertos. Perfecto. Todo el mundo quiere venir a un cementerio; de hecho, no están contentos hasta que lo han conseguido.
¿Por qué mis pensamientos me habían transportado aquí mientras duermo? No había nada.
Ipsofacto, apareció una figura delante mía. ¿Quién era? Ésta se mostró.
- ¿Alec?- ¿por qué tenía que aparecer en mis sueños?
- Maggie.- parecía desesperado. De su cara caían gotas de sudor.- Tienes que irte. Corre.
- ¿Qué?- su voz era apenas un susurro. No le oía.- No te oigo. Oye, mira. Ven y me lo explicas.
Me acerqué dos pasos a él, pero noté que algo iba mal. Su cara se alarmó. Me miraba con tristeza.
- ¡¡¡¡CORRE!!!!- gritó. Para cuando empecé a correr no sentía las piernas... Prácticamente no sentía nada. Me miré detenidamente, y pegué un chillido de horror.
Mis piernas se derretían, como una vela que se quema lentamente, y mis manos se convertían en cenizas. Notaba como el latido de mi corazón iba disminuyendo sus pulsaciones, y como mis ojos se iban cerrando despacio.
Antes no entendía por qué me encontraba en el cementerio a las tantas de la noche... Ahora sí lo sabía. Iba a morir despacio y lentamente.
Antes de perder completamente la conciencia, Alec se acercó a mí, me tomó entre sus brazos y pronunció estas palabras:
- Te lo advertí. Te lo dije. Te avisé. Pero tú no me hiciste caso. Este es nuestro castigo... Ahora abre los ojos y despierta.
Abrí los ojos de golpe, y me encontré en un bosque oscuro y silencioso, excepto por unos gritos y jadeos.
Inspeccioné el terreno, pero no había nadie.
Sin embargo, la voz de antes volvió a reproducirse, esta vez mucho más cerca de mí.
Me levanté de un brinco. ¿Qué estaba haciendo allí? ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba Alec? Muchas preguntas se me pasaban por la cabeza, pero no tenían ninguna respuesta lógica para responderlas.
Los gritos prosiguieron, por lo que, finalmente, me acerqué a ver quién había allí.
Estaba apoyado en el tronco del árbol, gritando de dolor. Tenía la cara toda sudada, y se apretaba el estómago con las manos.
- ¡¡Alec!! ¿Qué ha pasado? ¿Te encuentras bien? Voy a llamar a una ambulancia.- las palabras salían a borbotones. Estaba nerviosa y preocupada. Él no tenía buena cara.
- ¿Que si estoy bien?- inquirió con una voz ronca.- ¡Claro que sí! ¿Qué te hace pensar lo contrario.?
Tus sentimientos, quería decirle. Era extraño; ahora si los percibía. Estaba cubierto por una capa muy profunda de dolor interno, no sé por qué.
- Tu cara. No tienes muy buen aspecto. Además, estás débil. Hay que llevarte al hospital a que te curen.
- ¡No!- gritó con toda la fuerza que tenía. ¡Qué tío más cabezota! Bien... pues... ¿Dónde podía llevarle que no protestara? Chasqueé la lengua.
- Bien, pues entonces te llevo a mi casa y que te cure Lilly. Es una enfermera estupenda. Una vez que tenía un virus, ella lo curó rápidamente.
Él se sintió derrotado, pero finalmente dijo:
- Está bien, pero nada de hospitales.
- Nada de hospitales.- repetí.

miércoles, 7 de abril de 2010

Capítulo 12 (Alec)

- No, no hace falta. Puedo caminar- dijo ella de repente.- Te veo mañana.
- ¿No quieres... venir?- pregunté confundido. Posiblemente era la primera vez que me rechazaba una chica... Claro, que siempre pasaba de ellas completamente. No sé por qué con ella era todo diferente. Maggie ponía mi tranquilo mundo patas arriba.
- No. Supongo que tienes cosas que hacer y no quiero causarte ningún problema. Además, mi casa está cerca... o eso creo.- dijo esto último en una voz apenas audible, y, una vez acabó de hablar, salió disparada hacia la puerta de entrada de la fiesta.
No supe cómo, pero mis pies comenzaron a andar y a seguirla. Media hora después caminaba sin rumbo alguno, dando vueltas por la manzana, metiéndose por calles que ni siquiera yo conocía... o eso suponía que estaba haciendo. Es decir, una persona no puede perderse a propósito, alejarse cada vez más de la ciudad.
Finalmente, la muy tonta llegó al cementerio. En un oscuro y penumbroso cementerio.
Peor. Entró entre la neblina. No tenía ni idea de qué estaría pensando la muy insensata, caminando por las calles sola con la de atracadores que hay, o peor aún, entrando en un cementerio abandonado...
Camine a paso ligero para compensar el tiempo que me había quedado meditando.
Unos segundos después oí un grito agudo. Fui corriendo, pero no sin antes esconderme, por supuesto.
La encontré observando una tumba con suma atención. No entiendo por qué ha gritado. Suspiré. Me había preocupado demasiado.
Un momento.... ¿Yo? ¿Preocupado? Imposible. Nunca he tenido piedad ni interés alguno por la vida humana, y menos por las de los demás. Pero con ella era diferente... Hacía que de alguna forma me sintiera vivo...
"¡¡No!! No puedes pensar eso, Alec" me recriminó mi maldita mente. "Vienes aquí por un trabajo, tenlo claro. Si la cagas, harás que también la maten a ella."
Cierto... Simplemente este era un lugar de paso, un simple hobbie... o tal vez no tan simple. Me quedan dos años para encontrar a la chica que quieren matar... No es que me apasione ser el esclavo del grupo, pero si hago esto es por un motivo: mi vida humana.
Volví a la realidad con una sacudida de cabeza. Maggie no estaba. ¿Dónde demonios habría ido? ¿Se la habrían llevado tal vez pensando que interrumpiría mi misión? No. Nadie sabe dónde me encuentro en estos momentos.
Busqué por el cementerio como dos horas, pero no la encontré. "Tal vez se halla en el bosque que hay a su izquierda" me dijo mi cerebro.
La intenté encontrar en el bosque, y, cuando me iba a dar por vencido, la encontré durmiendo en el tronco de un roble.
Era tan delicada... tan frágil. Se veía tan bien... aún no había comenzado a soñar, simplemente estaba como en una especie de trance; no se movía, ni tan siquiera los párpados poseían la movilidad que debían tener... Pero sin embargo su corazón latía... Muy extraño.
Había sonreído, pero esta sonrisa se transformó rápidamente en una mueca de horror.
Comenzó a chillar de dolor... a zarandearse de un lado a otro, casi chocándose con un árbol.
No sabía qué hacer. ¿La llevaba a un hospital? ¿La llevaba de camino a su casa y que sus padres se hicieran cargo ya? No. Ninguna de las dos cosas. Esperaría a ver si mejoraba. A lo mejor era una pesadilla...
Me arrodillé a su lado y acaricié su mejilla. Estaba helada. Normal. No llevaba ropa que abrigase mucho que digamos.
Su peinado se había deshecho, dejando lugar a su hermoso pelo ondulado y largo.
"Hazlo ya, maldita sea. Si quieres salvarla y dejarla vivir, tienes que hacerlo." me ordenó mi mente con una voz llena de furia.
Me daba miedo poder dañarla, causarla alguna herida... Pero tal y como estaban las cosas, era lo único que podía hacer...
Entre sus gritos intenté concentrarme más que las otras veces...
Mis ojos se volvieron negros, y empecé a comerme lo que sea que estaba soñando la pequeña Maggie.
Muchas gracias a mis nuevos seguidores y a todos los que han leído mi historia. De veras, estoy muy agradecida^^. Y como compensación me he saltado mis obligaciones (espero que no lo mencionéis por ahí xD) y he escrito este nuevo capítulo. No es mucho, pero bueno... algo es algo. Dentro de poco escribiré más. El viernes puede que publique por la noche noche...si es que PUEDO. Tengo otros planes!!
Espero que os guste!!!!^^
No os olvidéis comentar!!!!!

lunes, 5 de abril de 2010

Aviso

A partir de hoy, por razones estudiantiles y de trabajos del maldito instituto solamente podré escribir y publicar los viernes, sábados y domingos. Lo siento de veras... Pero aún así mi imaginación no decrecerá y seguiré con el mismo entusiasmo que cuando tenía 3 años.^^
A pesar de que son 5 días de diario que no podré escribir con el ordenador, mis ideas y mis pensamientos estarán guardados en mi preciado archivador =)
Aprovexo para dar las gracias a todas las personas que siguen mi blog. ¡¡Muchas gracias a todos!! Y también me dirijo a los que aún no lo han descubierto, y a animarles a que lo sigan.
Con amor y cariño,
Rose.Twi^^

Capítulo 11 (Maggie)

Comenzó la atracción pronto, más pronto de lo que creía que podría empezar. Estaba nerviosa... la última vez que monté en el "Desafío extra-temporal" tenía 13 años e iba con mis amigos. Desde entonces nunca había vuelto a montarme.
Y tenía una mala sensación... no sé explicarlo, pero sentía que iba a pasar algo malo... Y al parecer Alec también lo sentía.
Antes de que pudiera avisarle de que nos marcháramos cuanto antes, la atracción comenzó. Nosotros íbamos en una cabina independiente, por lo que sólo estábamos Alec y yo en los asientos.
En la primera curva noté que la puerta del vagón estaba rota, y por lo tanto se zarandeaba de un lado a otro. Mierda. Cuando llegara una curva seguramente me caería...
- ¡¡Alec!!- logré gritar en medio del viento que azotaba mi pelo, dejándolo suelto.
- ¿¡Qué ocurre!?- preguntó él.
- La puerta está rota.- su rostro se descompuso al instante.
- ¿Qué? ¿Estás de coña? Dentro de unos metros hay una curv...
Sus maldiciones y gritos fueron interrumpidos por un estruendo. La puerta se había roto. Ahora había un gran espacio entre el suelo y yo. Grité.
Nos aproximábamos a la peor curva de todas... y me sentía impotente al no poder hacer algo que no tuviera como salida acabar muerta.
Pasamos por la curva a toda velocidad, y, por más que me agarrase al vagón, no pude hacer nada y caí despedida hacia el vacío.
Solté un grito agudo, y desde lejos pude observar como la figura de Alec se transformaba en polvo. ¿Qué ha pasado?
Cerré los ojos esperando el choque, pero éste nunca llegó. En vez de eso me vi atrapada en unos brazos.
Pocos segundos después abrí los ojos y miré a la persona que me había salvado la vida, literalmente. ¿Alec? ¿Era él? ¿Pero no estaba en la estúpida montaña rusa?
- ¿Qué-- qué haces tú aquí?- conseguí preguntar, en medio de una lucha de pensamientos.
- Salvarte la vida. ¿Qué crees que hago?- contestó con una sonrisa.
- Tú... tú estabas en el vagón... Te vi. Desapareciste... salía humo de ti...- intentaba poner mis pensamientos en orden, intentando convencerme que podía haber sido una imaginación mía, pero la cara alarmada que puso él me resolvió todas mis dudas.- ¿Es verdad, no?
- ¿Pero qué me estás contando, niña? Eso son simples chiquilladas. No existen en la vida real.
- Lo he visto con mis propios ojos.- sin querer, le toqué. Otra vez esa sensación. Ese oscuro y terrible sentimiento. - ¿Pero qué demonios pasa contigo?- me puse de pie inmediatamente.- ¿Qué ocultas? ¿Por qué te has esfumado tan de repente?
- No te oculto nada. Estás pálida, te habrás imaginado cosas a causa del shock que tienes.
- No estoy en estado de shock- repliqué.- Estoy perfectamente.
- Vámonos a casa, Maggie.- dijo en tono serio.
- Voy a averiguarlo...- seas lo que seas.
Media hora después llegamos a la reunión donde se encontraba mi padre. Aunque no le vi por ninguna parte. Sólo divisé una pareja de personas preocupados buscando a alguien.
- ¡¡Lindi!! ¡¡Jake!!- gritó Alec en cuanto los vio. Ellos se giraron, y fueron a abrazarle preocupados.
- ¡¡¡Alec!!!- exclamaron.- ¿Dónde habías estado? Nos tenías muy preocupados.- me miraron.- Vaya. Hola. ¿Eres acompañante de mi hijo?
- Yo no diría precisamente eso.- murmuré por lo bajo, provocando que ellos rieran.
- Eres una muchacha muy hermosa. ¿Cuál es tu nombre?- iba a contestar, pero Alec me tapó la boca y dijo por mi:
- Lucy. Lucy Pevensie.- le miré atónita mientras sus padres hacían un gesto extraño. ¿Lucy Pevensie de Las Crónicas de Narnia? ¿Por qué ha dicho que soy ella?
- ¿De qué me suena ese nombre? - preguntó acercándose el dedo índice a su mentón.- Me es tan familiar.- dijo Lindi. Ahora que me fijaba bien en sus ojos se podían distinguir tres colores mezclados: el morado, marrón y gris.
- Oh... encantada Lucy Pevensie. Bueno... creo que nos vamos a ir yendo a casa. Ven pronto, ¿vale?
- Sobre las 3 de la mañana estaré allí.
Ellos rieron y se alejaron a paso ligero. Alec me quitó la mano de mi boca y por fin pude hablar.
- ¿Lucy Pevensie? ¿Te parece bonito?- pregunté con enfado.
- Bueno... me gusta más su hermana Susan, para serte sincero.
- Ya... Dime, ¿Te has acordado del nombre tú solito o te ha ayudado un fauno?
- A decir verdad, creo que pude ver una criatura ayudándome, aunque yo no diría que era precisamente un fauno.
- Eres increíble.- bufé.
- Lo sé, aunque, siempre me gusta que me lo digan.- comentó con una sonrisa pícara.
- Genial... Voy a buscar a mi padre. Estará preocupado.
- Ya se ha ido.- dijo con indiferencia, obligándome a mirarle a los ojos.
- ¿Cómo lo sabes?- rió.
- Porque no hay nadie más. Y porque no está la limusina donde habías venido antes.
- Ah.. Un momento... ¿Cómo sabes que he venido en limusina?- pregunté.
- Lo suponía, y ahora que tú lo has afirmado, sé que es verdad.- contestó encogiéndose de hombros.
- Pues entonces me voy andando.
- Creo que eso es una mala idea. Te llevo. No supone un problema. Tengo la moto cerca. Vamos.
¿Había oído lo que creía haber oído? ¿Se había ofrecido llevarme? Imposible. Este chico es de lo más raro que hay. Y luego estaba el "pequeño accidente" de la feria. Prometo que averiguaría su más oscuro y temible secreto. Aunque fuera lo último que hiciese en esta vida.

domingo, 4 de abril de 2010

Capítulo 10 (Alec)

Oí su voz de nuevo. Debían ser imaginaciones mías. Seguramente... ¿Pero entonces por qué el sonido era tan claro y audible? Decidí darme la vuelta y plantar cara a mi propia mente, intentando convencerla de que no era real... pero al parecer me equivoqué.
Una linda muchacha de pelo rojizo y ojos verdes cual esmeralda bien pulida estaba enfrente de mí, mirándome con expresión extrañada y sorprendida. Tenía un vestido que se ajustaba perfectamente a cada centímetro de su pequeño cuerpo, y un pelo sencillamente espectacular.
Me di mentalmente por pensar en esas cosas. ¿Era Maggie la persona que estaba delante mía?
- ¿Maggie?- pregunté. ¡Pero qué estúpido!
- Sí.. ¿Se puede saber qué haces tú aquí?- preguntó elevando la voz. Buena pregunta.
- Bueno... es que.. verás. Soy un músico. - le solté una gran mentira.- Mis padres estaban aquí y, dado que no les hace ninguna gracia que toque o cante- me acerqué a ella para susurrarla las siguientes palabras-, me estoy escondiendo de ellos e intentando que ninguno de la banda me encuentre. - Me giré y vi la expresión de desasosiego que se la había quedado.
- ¡Oh!- exclamó tras un silencio.- Vaya... así que tú también.
- ¿Yo también qué?
- Vienes con tus padres. Una cosa... ¿Te han soltado algún discurso tipo: "Ven. Seguro que habrá chicos de tu edad" o algo así?- no la entendía.
- ¿Perdón?
- Sí... es que si te lo han dicho posiblemente es que se hubieran puesto de acuerdo a traernos aquí sin saber nada de esta aburrida fiesta.
- No... creo que no me han mencionado nada...
- Oh, vaya, pues mi padre es el único entonces...
- Eh.. sí, al parecer sí.
- ¿Puedo preguntarte algo?- dudé un momento, pero asentí.- ¿Por qué te escondes de tus padres? A lo mejor si les contaras que te gusta la música lo entenderían.. Es decir- aclaró-, son tus padres. No creo que ellos tengan nada en contra de tus gustos.
- Creo que no. Mis padres son todo lo contrario a los padres normales.- ni siquiera son mis padres biológicos, directamente. Son una simple familia que se me asignó para realizar un complicado trabajo, nada más. No les tengo ningún cariño o respeto.- Son... cómo decirlo... extraños. Más te vale que nunca conozcas a ninguno de ellos.- por tu propia seguridad.
- Vaya... y luego me quejo yo de mi padre... - murmuró en una voz apenas audible.- ¿Dónde piensas esconderte, entonces?- dijo ya en voz alta.
- ¿Esconderme?- lo recordé- ¡Ah! Pues... ni idea. ¿A ti qué te importa, además?
- Sinceramente, nada. Pero prefiero ayudarte a esconderte que quedarme aquí viendo el tendido.- se encogió de hombros.- Así que... ¿me dejas ayudarte?
- Está bien.- acepté a regañadientes.- Pero tenemos que salir de aquí.
- ¿Cómo?
- Lo que has oído, señorita. Si quieres acompañarme, tendrás que dejar este lugar.- dije con una sonrisa ladina. Suspiró frustrada.
- Está bien... Pero antes déjame avisar a m...
No la di tiempo a terminar la frase. La agarré del brazo y nos escabullimos esquivando la multitud.
La llevé a mi lugar favorito de toda la Tierra, o al que más me había fascinado en mis años anteriores, según podía recordar: la feria. La feria era el lugar donde cada uno dejaba al lado sus preocupaciones y miedos y simplemente se divertía. La gente lo pasaba siempre bien. En ese lugar nunca había tristeza, siempre era felicidad pura.
Ella, al llegar, se quedó sin palabras.
- ¿Me traes a la feria?- preguntó con una sonrisa divertida.
- ¿Por qué no? Es el único lugar donde sé que nunca me encontraría nadie.
- Tienes razón. Este es el último lugar donde esperaría que estuvieras... y más después de lo que dicen las chicas.- se tapó la boca rápidamente. La miré a los ojos.
- ¿Y qué dicen de mí?
- Ehhh... nada.- contestó nerviosa y roja como un tomate.
- Dímelo.
- No.
- En serio, dímelo por las buenas o si no...
- ¿Es lo que acabo de escuchar una amenaza?- inquirió atónita. Me encogí de hombros.
- Si lo quieres ver así...- se cruzó de brazos y me echó una mirada de enfado. Comencé a reír.- Eres tú la que no me quieres decir qué comenta la gente de mí.- aunque lo supiera ya, quería que ella me lo contara.
- Nada... Simplemente que eres el chico nuevo y das bastante miedo.- dijo finalmente y obligada.- Pero eso no es nada importante. Ven. Quiero ver si siguen aún teniendo mi atracción favorita- comentó más alegre. Me cogió de la mano y corrimos hacia... ¿Desafío extra-temporal? Fruncí el ceño.
- Es mi preferida. Créeme.- dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
¿Qué podía perder? Parecía una simple montaña rusa, excepto que tenía un montón de curvas y la poca seguridad que tenía la atracción en sí.
Compramos dos tickets para la atracción. Ella estaba tan entusiasmada que no la pude decir que no. Pero tenía miedo de que algo malo pasara esta noche.
Porque a pesar de que mi interior tratara de tranquilizarme, no pude evitar la corazonada de que algo malo iba a pasar esta noche...