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Rasca Rascaaa!!=)

Other Love Story

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Sad Love Quotes

miércoles, 31 de marzo de 2010

Capítulo 3

Llegué caminando al colegio, que estaba bastante animado. Lleno de chicas y chicos hablando y riendo desesperados por noticias frescas. En cuanto algunos de ellos me divisaron se les iluminó el rostro, aunque por dentro desearan fastidiarme el día a drede.
Pero no me importó. Continué caminando hacia secretaría, donde me daría mi nuevo horario y las clases a las que tendría que asistir.
Terminé llegando a un pequeño lugar donde una señora con gafas verdes me miraba con ilusión y afecto.
- Hola, bonita. ¿En qué puedo ayudarte?- preguntó con una sonrisa. Sus sentimientos decían que estaba deseando abrazarme, porque yo era igual a su sobrina.
- Hola. Soy Maggie Quinn, la nueva alumna. Me gustaría saber qué horario tendría en este curso.
- ¡Oh! Es verdad. Ahora te lo doy. - se fue dentro de la habitación a comprobar mis datos, supongo, y volvió con una hoja en la que venían mis clases y las aulas.- Toma. Intenta no perderte. Si no, pregunta a algún estudiante. Son muy amables y seguro que te lo dicen.
- Vale.- suspiré y me fui yendo a mi primera clase: Matemáticas. La clase que más odiaba y la tenía a primera hora. Genial...
En el pasillo me encontré con una chica de pelo largo y rubio, y unos ojos negros como el carbón. Ella me miraba fijamente, e intuí (leyendo sus emociones, claro está) que quería hablar conmigo pero la daba vergüenza de lo que pensaran los demás. Así que me acerqué a ella y di el primer paso yo.
- Hola, soy Maggie. Soy nueva aquí. ¿Me podrías decir dónde se encuentra el aula de matemáticas?- ella alzó las cejas.
- ¿Tienes matemáticas ahora?- preguntó sorprendida.
- Emm... sí. Las tengo. ¿Por qué?
- Me toca contigo, entonces.- dijo sonriente. Se la notaba que ya había perdido la timidez.- ¿Quieres que vayamos juntas? Así te explico un poco cómo va el "reglamento" aquí.
- ¿"El reglamento"?- repetí.
- Sí. Como supongo que sabrás, en este instituto hay un índice de popularidad, y, ahora mismo tú, estás entre los más conocidos. Ya sabes, no tenemos muchos recién llegados.
- ¿Y qué con eso?- pregunté confundida.
- Puesss... que ahora los deportistas van a querer coquetear contigo mucho más que con las animadoras, lo que significa- alzó un dedo como advertencia.-, que a partir de ahora las animadoras van a odiarte a muerte. Pero no te lo tomes a mal- me apoyó-, hay bastante gente "no popular" por aquí. Si quieres puedes venirte con nosotras a comer.
Los adolescentes de este colegio si que eran complicados. Nunca había visto gente así. Se peleaban por aumentar su popularidad sin importar a quién hicieran daño... Desde luego, que panda de idiotas.
- Claro.- contesté tarde.- Me encantaría.
Entramos a la clase de matemáticas (qué agonía) y después vino el profesor. Un señor bastante joven si tenemos en cuenta sus rasgos. Su pelo castaño y su barba de tres días le hacían parecer un treintañero, como muchísimo. Estaba nervioso, así que intenté calmarle algo, aunque sólo fuera un poco. Y pareció funcionar. Su cuerpo se relajó y también su cara, adaptando una expresión segura y calmada.
- Bien chicos. Hoy tenemos a una alumna nueva entre nosotros. Su nombre es Maggie, y vamos a hacer su llegada lo más cómoda posible, ¿entendido?- todos asintieron, y yo sonreí internamente. - Hoy empezaremos dando un repaso a lo aprendido anteriormente para que Maggie se ponga al día.
Comenzaron a decir cosas sin sentido, por lo que desconecté totalmente de aquella clase. Bastante malo era ya lidiar con los pensamientos y las emociones de los chicos del aula como para encima hacerlo con matemáticas y geometría o lo que fuera que estaban hablando.
La clase estaba al terminar cuando un escalofrío recorrió mi espalda. Pero eso no era lo peor... Lo peor era que tenía la premonición de que algo malo iba a suceder hoy.

Capítulo 2

Me levanté adormilada, a pesar de que me había acostado en una hora normal, dentro de todo lo que cabe. Tenía mi pelo recogido en dos trenzas, cosa que acostumbro hacer cuando me voy a dormir. Miré el despertador. Eran las 7:30 de la mañana aún. Me daría tiempo de sobra a prepararme, tanto física como mentalmente a enfrentarme a una jauría de adolescentes, y más cuando llevo sin hablar con uno más de un mes.
En fin.... nada preocupante. En mí es bastante normal no relacionarme con el mundo humano de vez en cuando.
Al levantarme me miré en el espejo. Mis ojos verdes tenían unas líneas por debajo de éstos... Ojeras. No había dormido muy bien esta noche, la verdad. Y mi pelo se había soltado.
Me puse rápidamente unos jeans oscuros y una sudadera color azul, la cual según Lilly resaltaba mi cara. El pelo simplemente me lo peiné, porque no sé cómo pero siempre acostumbra a quedarse algo ondulado, tanto mojado como húmedo.
Bajé por las escalera de caracol a desayunar. Mi padre me había dejado una nota en la nevera, disculpándose, supongo:
Lo siento pequeña pero me surgió un imprevisto y llegué más tarde de la cuenta. Te lo compensaré. El sábado te invito a comer. En el mejor restaurante de la ciudad. Espero que no me lo niegues. Ya he hecho la reserva. Lilly me contó que te encantaron los espaguetis que te preparó. Me alegro mucho. Te veré hoy, a menos que ocurra algún imprevisto en mi agenda. Que te vaya muy bien en tu primer día de clase.
Sabes que te quiero.
Papá.
No le culpo de lo que había hecho. Al menos intenta compensarme, y se preocupa algo por mí. Pero me fastidiaba que me dejara notas y que no me lo dijera a la cara. Una figura apareció en la cocina. Lilly. Estaba preocupada por mí porque creía que me iba a poner a chillar como una loca. Pero no era así del todo. No me iba a poner a chillar...
- Buenos días.- dije con una sonrisa, o al menos un intento de sonrisa.
- De verdad que lo siento. - se disculpó.- Te habría llamado pero estabas tan dormida que no me atrevía a despertarte.
- No pasa nada. Al menos hoy vendrá... ¿no?- pregunté con cautela.
- Sí, o eso es al menos lo que me a dicho a mí. Dijo que probablemente venga.- bufé.
- Probablemente. Eso para él es un 20% . Lo sabía... me lo va a volver a hacer...
- Bueno... el día hoy sólo acaba de comenzar...- comentó con una sonrisa.- Ahora desayuna o llegarás tarde.
- Está bien, está bien...
Y desayuné tortitas con nata, deliciosas, por cierto.
No sé por qué, pero tenía la impresión de que hoy sería un día bastante largo...

Capítulo 1

Acabo de mudarme a Eugene, Oregón, un lugar bastante húmedo en comparación con mi anterior hogar, el cual era más soleado cada día que pasaba. Vivía con mi madre... pero falleció hace tan sólo unas semanas. Y lo curioso es que yo sabía que iba a pasar. Y no, no es porque sea vidente, es porque ir en un crucero mientras había un gran tormenta en la costa era una remota estupidez. Y no penséis que no lloré en su funeral, o que no estoy triste ahora mismo, porque es una gran mentira. Me afectó bastante, incluso llegó un momento en el que dejé de comer, pero mi don es una maravilla y gracias a él estoy aún viva.

Sin embargo, hay algo en mí que no es igual que los demás... Puedo percibir las emociones, y con ello puedo hacer sentirse bien a una persona simplemente con sonreírla. Y puedo ver los más oscuros secretos de esa persona... Al igual que sus pensamientos más íntimos. Ése es mi don.

Ahora mismo vivo con mi padre, un empresario que se dedica más a su trabajo que a su propia hija. Pero no me importa. Sé que él tiene remordimientos, solo que por su orgullo se los calla. Es normal, no sabe cómo tratar a una adolescente. Había vivido estos años separado de mi madre. ¿Las razones? Ni idea. Él un día se cansó de ella, mi madre nunca habló de esto conmigo, más bien era un tema tabú. Pero como ahora ella no estaba tenía que soportarlo yo las 24 horas del día. Bueno, quizá sólo le soporto unas tres horas entre que llega del trabajo, desayunamos y cenamos.

Dentro de dos días comenzaré un nuevo año en el instituto de aquí, lo cual no me hace ninguna gracia. Estar escuchando las estúpidas emociones y pensamientos de adolescentes me hace tanta gracia como comerme un bocadillo de aleta de tiburón. ¿Pero qué se le va a hacer? Éste es el precio que tiene aparentar ser normal.

- Maggie, la cena está lista.- dijo una sirvienta que mi padre contrató.

- ¿Qué hay de cenar?- pregunté mientras corría hacia la gran cocina de mármol blanco.

- Espaguetis. Tus preferidos.- contestó ella con una sonrisa, aunque por dentro ella deseara que me gustaran. Tanto lo deseaba, que ese era su único sentimiento ahora mismo.

Me senté en la enorme mesa que se encontraba en el comedor, adornada con velas y comida sin ton ni son... y una silla vacía.

- ¿No va a venir?- pregunté con decepción. Ella sabía a quién me refería.

- Va a llegar un poco más tarde de lo habitual. Le ha surgido una nueva reunión de trabajo en Nashville.

- Oh... pues que bien...- añadí para mí. Y comencé a comer.

La comida estaba deliciosa, tal y como había esperado de Lilly, nuestra cocinera, criada, etc. Ella era la persona que ponía orden en la casa, y también la que se encargaba de limpiarla.

- Está buenísima, Lilly, de veras. Deberías dedicarte a ser cocinera y dejar esta casa cuanto antes. A este paso, apuesto a que ganarías muchísimo más de lo que lo haces aquí.- la comenté.

- No, señorita Maggie. Me encanta trabajar para ustedes. Me siento bien.- alcé las cejas de asombro ante su comentario. ¿Qué persona desearía estar en una casa cuidando a una niña que ni siquiera dirige la palabra al mundo real y a un hombre que está más enfrascado en sus negocios que en la casa y su hija? Ya la contesto yo: NADIE. Nadie querría.- Es tarde. Tienes que preparar los libros y la mochila para mañana. Es tu primer día. Te deseo suerte.- me dio un suave beso en la superficie de mi pelo rojizo, lo que me hizo sonreír.

- Tienes razón. Mañana tengo colegio...- dije con tono monótono y cansino, pero no pude evitar sonreír a la cara de alegría que puso ella.

Sipnosis

¿Qué harías si fueras la única con un poder especial que ni siquiera conoces?
¿Qué pasaría si tu madre muriera y tu ya lo hubieras sabido?
¿Qué pasaría si alguien misterioso entrara en tu vida como por arte de magia?
Eso es lo que la ha pasado a Maggie Quinn, una chica de 16 años que se acaba de mudar con su padre, el cual atiende más a su trabajo que a ella.
Pero algo pasará en la monótona vida de Maggie que la hará cambiar y desear que su estúpido don no hubiera salido nunca a la luz... Alec Noestly, ese es su nombre...
Una nueva aventura comenzará...

Holaaaa!!! He de decir que este es mi primer blog. Sí, el primerito. Así que espero lo que cualquier persona que crea uno esperaría: que la gente lo lea y que les guste. Empezaré a publicar pronto. Bueno... Creo que ya va siendo hora de comenzar. ^.^
Chaíto y que os gusteee!!=)